COLLE DON BOSCO

Templo de Don Bosco

PRESENTACIÓN

El Colle Don Bosco es una pequeña colina, situada a 259 mts. sobre el nivel del mar, rodeada de bosques de acacias, y por viñedos. Aquí nació Juan Bosco el 16 de agosto de 1815. 

En esa colina había un grupito de casas que formaban lo que se llamaba I Becchi, ya que una familia con ese apellido había vivido allí. I Becchi pertenece a la pedanía de Murialdo, que a su vez pertenece al municipio de Castelnuovo Don Bosco, provincia de Asti y diócesis de Turín. I Becchi se encuentra en medio de los pueblos de Castelnuovo, Buttigliera y Capriglio. Dista de Turín 35 km.

LA COLINA DE LAS BIENAVENTURANZAS JUVENILES

El papa Juan Pablo II vino en peregrinación al Colle Don Bosco el día 3 de septiembre de 1988, para conmemorar el año centenario de la muerte de Don Bosco (31 de enero de 1888). Dio gracias a Dios por los dones de santidad que aquí derramó. Proclamó Beata a la joven Laura Vicuña, alumna de las Hijas de María Auxiliadora, fruto, como Domingo Savio, del Sistema Preventivo. Invocó a san Juan Bosco como Padre y Maestro de la Juventud. Llamó a este Colle Don Bosco, Colina de las Bienaventuranzas Juveniles, y también, Escuela de santidad. Recordó que él en su juventud conoció el carisma salesiano en la ciudad de Cracovia. Y dijo a los miles de jóvenes que llenaban la plaza estas significativas palabras: "Vengo aquí al Colle, en peregrinación con todos vosotros, para agradecer a san Juan Bosco la parte que él ha tenido en mi vida".

El padre de Juan Bosco se llamaba Francisco Luis. Fue durante doce años el joven casero de los señores Biglione en la granja que tenían en I Becchi. Ellos residían en Turín, y a veces, en Chieri. Francisco con su familia vivía en la parte de la casa-granja para el aparcero y cultivaba las tierras. Su contrato laboral consistía en entregar a los señores dos tercios de la cosecha de cada año. 

Se casó a los 21 años y tuvo un hijo, Antonio, y una hija, Teresa. Pero al poco tiempo murieron la madre y la hija. Al quedar viudo, se casó con Margarita Occhiena, de la que tuvo dos hijos, José y Juan, que nacieron en la casa de la granja Biglione. José nació el 8 de abril de 1813, y Juan el 16 de agosto de 1815. Francisco vivió allí hasta su muerte, el 12 de mayo de 1817. En ese momento, su hijo Juan no había cumplido todavía los dos años. 

La casa de la granja Biglione se levantaba en la zona más alta de la colina de I Becchi. Fue comprada por los salesianos en 1929 y se conservan diversas fotografías de esa casa. Pero en 1957 fue derruida para construir el templo de Don Bosco, ya que en ese momento nadie conocía su valor histórico: ser la casa natal de Don Bosco. 

Francisco no quería pasar la vida trabajando la tierra para otros. Con sus ahorros compró 1.900 m2 de tierra. El día 8 de febrero de 1817 adquirió también, dejándolo a deber, un cobertizo o especie de establo, cubierto con tejas en mal estado, que estaba a unos 150 mts. de la casa-granja Biglione. Le costó cien liras, que era lo que valía comprar un buey. No era una casa, sino un simple cobertizo inhabitable, orientado al frío norte piamontés, apoyado en la parte posterior de la casa de la familia Cavallo, orientada al sur. El cobertizo recibía directamente el golpe del viento frío y servía así, de defensa, a casa Cavallo. Francisco comenzó a usar esa casucha como establo y colocó allí algunos animales de labranza comprados también a plazos. 

Pero, tres meses después, el 8 de mayo de 1817, contrajo una fulminante pulmonía que lo llevó a la muerte en poco tiempo. Tenía 33 años. Murió sin terminar de pagar las deudas contraídas. 

Después de la muerte de Francisco, Margarita Occhiena (29 años), sus tres hijos, Antonio, hijo del primer matrimonio de Francisco (9 años), José (4 años) y Juan (2 años), y la madre de Francisco (65 años), continuaron viviendo en la casa-granja Biglione hasta el 11 de noviembre, fiesta de san Martín, día en el que acababan todos los contratos agrícolas. Mamá Margarita, ayudada por dos obreros, terminó como pudo la temporada agrícola.

EL TEMPLO DE DON BOSCO

Este templo, en su conjunto, fue edificado en los años sesenta, según el proyecto del arquitecto Enea Ronca. 

Consta de dos iglesias superpuestas, la basílica inferior, y la basílica superior. La inferior, terminada en el año 1965, fue abierta en seguida al público. La superior no estuvo a punto hasta 1984.  

La basílica inferior

Fue inaugurada en el año 1965, cuando se conmemoraba el 150 aniversario del nacimiento de Don Bosco.

La pintura del altar mayor representa a Don Bosco que llega andando a I Becchi con Mamá Margarita, con Miguel Rúa, Juan Cagliero, Domingo Savio y otros jóvenes para la fiesta de la Virgen del Rosario y el anual paseo del otoño.

Detrás del altar mayor hay una capillita que recuerda el lugar exacto que ocupaba la esquina de la casa-granja Biglione, en la que nació Juan Bosco el 16 de agosto de 1815.  Por desconocer ese hecho, la casa fue derruida en 1957 para construir el templo. Investigaciones realizadas en 1972 lo han demostrado con toda evidencia.

Las capillas y las vidrieras laterales están dedicadas a santos de la tradición salesiana. 

Al fondo se admira una fotografía a tamaño natural de “La Última Cena” de Leonardo da Vinci, tal como se encontraba la célebre pintura en 1969 en Santa María de las Gracias de Milán, año en que se tomó la fotografía.

La basílica superior

La Iglesia universal es el arca de la salvación. Su seguridad la encuentra en Cristo Resucitado. 

El que entra en esta iglesia tiene la impresión de encontrarse en la bodega de una gran nave antigua. El armazón, con una ligera curvatura, sugiere la actitud de unos brazos alzados en oración, como los brazos acogedores de Cristo. Y todo ello, expresado en la esencialidad de la línea sobria y cálida, que proporciona el revestimiento de madera de haya. Una suave luz difusa permite el recogimiento y la oración.

Se consagró el 1 de mayo de 1984, una vez colocada la imponente estatua de madera de tilo de Cristo Resucitado y terminadas las pinturas murales de Luigi Zonta, salesiano. 

Pero no aparecía como ahora. Quedaron entonces, pendientes y sin solución, dos problemas que provocaban dificultades en el uso del templo: la acústica, por el inconveniente de la reverberación, y la falta de calefacción, que impedía el uso de la iglesia, al menos, durante los seis meses más fríos del año. Mientras tanto, seguía aumentando la afluencia de peregrinos y de visitantes de todo el mundo y el uso de las dos iglesias resultaba cada vez más necesario.

La solución, a pesar de los estudios y proyectos, fue siempre dejada para más adelante, también por el notable gasto que suponía. Y vino de la mano de la Providencia divina, como ha sucedido con frecuencia en la historia de Don Bosco y de las cosas de Iglesia. Un bienhechor, nacido en Castelnuovo Don Bosco y emigrado todavía joven a América, el señor John Filipello, dejó parte de su herencia expresamente para la obra del Colle Don Bosco.

Estaba próximo el año 2000. El templo había sido declarado “iglesia jubilar”. La Dirección General de los Salesianos, que desde hacía tiempo buscaba una solución digna, aprobó la realización del proyecto que le pareció mejor. No se quiso tocar la estructura existente. Se recurrió al revestimiento con madera de haya para solucionar el problema de la reverberación y facilitar la calefacción. Fue necesario recubrir las grandes y las conocidas pinturas de Luigi Zonta, que han quedado intactas detrás de la madera. 

El 31 de enero del año 2000, fiesta de Don Bosco de aquel Año Santo, la obra de restauración y renovación quedó completada y fue inaugurada por el Rector Mayor de los Salesianos, don Juan Edmundo Vecchi. 

Muchos preguntan por qué hay una estatua de Cristo resucitado, y no de San Juan Bosco, en el templo dedicado a este.

La respuesta es sencilla. En su acción pastoral y pedagógica, Don Bosco se ha apoyado siempre en la confianza y en la certeza de que el bien triunfa siempre. Por eso, fue profundamente optimista, aunque tuvo que llevar cruces pesadísimas. En sus muchachos, supo encontrar energías escondidas, positivas, para ayudarlos a prevenir y evitar el mal, y así encontrar el verdadero bien. La meta de la salvación obrada por Cristo es la Resurrección. En ella está puesta toda fuerza y toda motivación para vivir buscando el bien y testimoniar la propia fe. 

Quien entra en este templo ve la enorme imagen de Cristo resucitado que da sentido pleno a toda la obra de Don Bosco. Hay que añadir que la figura majestuosa del Resucitado recuerda al “Señor noblemente vestido” que vio Juanito Bosco en el sueño de los nueve años y que le indicó su futura misión, como recuerdan las pinturas de Mario Bogani. La escultura es de madera de tilo, esculpida en piezas ensambladas. 

Los grandes murales de Mario Bogani 

► A los nueve años tuve un sueño (crucero a la derecha, cuadro frontal)

El cuadro, en las imágenes de la parte superior, describe en líneas movidas y muy expresivas el primer sueño que Juanito Bosco tuvo cuando apenas contaba nueve años.

“Nunca he olvidado aquel sueño”, afirmó Don Bosco. Su pedagogía de la bondad hunde sus raíces en aquel sueño.


Don Bosco fundador (crucero, a la derecha, a la izquierda del anterior)

Don Bosco, Padre y maestro de jóvenes, fundó dos congregaciones religiosas (los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora) y una Asociación laical: los Cooperadores Salesianos (SS.CC), con el fin de continuar su obra en la Iglesia.


► Don Bosco en triunfo (crucero a la derecha, enfrente del anterior)

Dijo Don Bosco: “Con vosotros me encuentro bien; toda mi energía será para vosotros hasta mi último suspiro”. Y los muchachos le respondieron con una confianza altísima y con un entusiasmo extraordinario.


Don Bosco limosnero (crucero a la izquierda, lado derecho del órgano)

Don Bosco fue un decidido constructor de iglesias y quiso que cada casa suya tuviera un espacio particular digno y atendido para Casa de Dios. Hizo posible la construcción de tres grandes iglesias: María Auxiliadora y san Juan Evangelista, en Turín (a la izquierda del cuadro), y la del Sagrado Corazón en Roma (cerca de la estación ferroviaria de Termini) por expresa petición del mismo papa León XIII. Arriba se entrevé la cúpula de la Basílica Vaticana de San Pedro para indicar la íntima comunión con el Papa y la Iglesia Católica.


Don Bosco en tierra de misión (crucero a la izquierda, enfrente del anterior)

Desde siempre Don Bosco soñó con las misiones. Todavía siendo estudiante, y después joven sacerdote, había decidido ir a Misiones. Fue don Cafasso, su guía espiritual, quien lo mantuvo entre los muchachos de Turín.

En cuanto su joven congregación se consolidó, puso en marcha su antiguo deseo, enviando a las misiones a sus salesianos, seguidos en seguida por las Hijas de María Auxiliadora. En primer lugar a Patagonia (Argentina), después año tras año, hasta nuestros días, a todo el mundo.


Los discípulos de Emaús (al fondo, sobre la puerta de salida)

Este gran mural se refiere al hecho narrado en el evangelio de Lucas (24,13-35). En el día de Pascua dos discípulos, desde Jerusalén, volvían a su casa de Emaús, desa-lentados después de la muerte de Jesús. Mientras caminaban tristes, se les acercó un caminante desconocido que, después de escuchar el motivo de su tristeza, les explicó la Biblia y les animó a tener más fe. Llegados a Emaús lo invitaron a quedarse con ellos en casa, porque ya atardecía. En la mesa, al partir el pan, el huésped se manifestó como el Señor Resucitado y desapareció. Los dos discípulos, entusiasmados, reconocieron que, mientras el desconocido las hablaba, su corazón ardía de alegría; retornaron a Jerusalén para anunciar a los apóstoles y discípulos su encuentro con el Resucitado.

Las vidrieras

Con diseño de Luigi Zonta, salesiano, las vidrieras respresentan en estilo esquemático, simbólico, con colores suaves, algunos elementos de la acción pedagógica de Don Bosco.

En el crucero de la izquierda:

En el crucero de la derecha:

Sobre el fondo de cada vidriera destacan las hojas de acacia, planta típica de la tierra de Don Bosco.

El grupo escultórico formado por Don Bosco, Mamá Margarita y un muchacho

Simboliza la amorevolezza.

El órgano

Don Bosco siempre amó la música. Quería que todas las iglesias salesianas estuvieran dotadas de instrumentos musicales que favorecieran las celebraciones. El órgano de esta Basílica, obra de la Empresa Pinchi di Foligno, se encuadra armoniosamente en las líneas arquitectónicas.

Tiene tres teclados manuales y pedalier, 47 registros reales y 3.332 tubos.


El «Via Lucis»

Catorce paneles tallados en madera de tilo, colocados a los lados en la zona de los confesionarios, presentan las apariciones de Cristo Resucitado, narradas por los evangelistas, hasta la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, según la narración de los Hechos de los Apóstoles.

Están plenamente en sintonía con el Cristo Resucitado.

En el exterior de la Basílica superior, a la entrada

Al salir, encontramos la estatua de Don Bosco Educador, que había sido colocada en 1920 en I Becchi por la Asociación de Maestros Católicos de Italia, y que fue trasladada a este lugar en 1986.

Monumento a Mamá Margarita

Es obra del escultor Enrico Manfrini. Consta de cinco paneles de bronce, detrás de la estatua, que narran la significatividad de Mamá Margarita; la muerte de Francisco Bosco; el sueño de los 9 años; un episodio de la caridad abnegada de Mamá Margarita; y el viaje de Don Bosco con su madre a Valdocco el 3 de noviembre de 1846.

Otra estatua, hecha por el mismo escultor, se puede ver cuando se visita el interior de la casita: Juanito, con la varita cuidadosamente tallada, sale al encuentro de la madre que llega del campo, esperando el castigo que ella podría propinarle cuando él la informara de que, por ligereza, había dejado caer la vasija del aceite que quedó reducida a pedazos.

PARA DESCARGAR

2. MADONNA I BECCHI.pdf