La Granja Moglia

LA GRANJA MOGLIA

A lo largo de la carretera que va de Castelnuovo a Chieri, poco antes de llegar a Castelnuovo, se encuentra, a la derecha, la carretera de Moncucco. Un kilómetro antes del Moncucco, se gira a la izquierda para ir a la granja Moglia, que debe su nombre a la familia que vivía en allí.

En febrero de 1828, durante uno de los períodos más críticos por la gravedad de los problemas económicos y las tensiones con Antonio -que, por ser mayor, se siente responsable de la gestión familiar-, Margarita cree oportuno alejar momentáneamente de casa a Juan. Fallido el intento de colocarlo en la alquería Càmpora de Buttigliera, lo envía de nuevo en busca de trabajo camino de Mondonio y Moncucco. Tal vez los Moglia, conocidos suyos, que cultivaban unos terrenos fértiles y vivían en un caserío bien situado entre Moncucco y Mombello, lo acogerían. Luis, cabeza de familia, se había casado con Dorotea Filippello, de Castelnuovo, y tiene dos hijos: Catalina, de cinco años, y Jorge, de tres. Con él viven los tíos, Juan y José, y sus hermanas Ana y Teresa, respectivamente de dieciocho y quince años.

Cuando, al caer la tarde, el pobre muchacho, que durante el día había llamado en vano a diversas alquerías, se presenta a Luigi Moglia, éste le responde que en invierno el trabajo escasea incluso para su familia; se dispone, pues, a rechazarlo. La mediación de su mujer, Dorotea, y la insistencia de Teresa, que prefiere dejar el ganado, logran convencer al amo para que lo ponga a prueba. Juan se gana inmediatamente la estima de todos. A los pocos días, Dorotea le encarga dirigir el rosario y las oraciones de la noche (que se rezaban ante una imagen de María Santísima, conservada hoy en la casa que José levantó en I Becchi).

A la semana siguiente, Luis se pone en contacto con Margarita para determinar el sueldo, que se fija en alimentación y quince liras anuales. Cuando, a los dos años, Juan regrese a casa, todos lo sentirán como si se marchara uno de la familia.

En otoño llega también a la granja Moglia el tío sacerdote, don Nicolás, maestro de escuela. En los ratos libres, da a Juan un poco de clase para completar los conocimientos adquiridos en la escuela de Capriglio. Tres años más tarde, lo volverá a tener de alumno en Castelnuovo, pero su actitud será muy distinta, nada alentadora para el pobre Juan.

Jorge, el benjamín del amo, se aficiona a Juan y lo sigue por doquier. Don Bosco cultivará siempre tal amistad; lo invitará no raras veces a comer en el Oratorio y, en otoño, lo visitará con sus muchachos para alegrarle un poco la vida. Será precisamente él, muerto en Turín el año 1923, con casi cien años, quien narre muchos detalles de aquel tiempo y de la amistad de los Moglia con Don Bosco.

María, hija de Jorge, se casará con Ottavio Casalegno. Carlos, su hijo, es padre de Giovanni Casalegno, propietario de la finca en los últimos años.

Después de ciento sesenta años, los habitantes del caserío siguen recordando anécdotas y dichos, trasmitidos de generación en generación, del querido muchachito, que luego sería sacerdote y volvería a ver, en distintas ocasiones, a sus bienhechores. Recuerdan su entrega al trabajo, su cordialidad y obediencia, su espíritu de oración y su amor a los sacramentos de la Confesión y de la Eucaristía.

En la granja es posible visitar el antiguo establo, el henil y la viña que hay detrás de la casa, donde Juan vertió sus sudores. La gran cocina de entonces está ahora reducida a la mitad; en cambio, el cuarto donde dormía con el pequeño Jorge ha quedado intacto, según era. En el patio hay una morera centenaria; es tal vez la misma a cuya sombra el joven Juan reunía a los niños del poblado para el catecismo y sus atractivas narraciones. También el pozo y la bodega son los mismos.

A primeros de noviembre de 1829 pasa por la granja Moglia Miguel Occhiena, tío de Juan, que de Capriglio acude a Chieri para la feria de San Leonardo (6 de noviembre). Ve a su sobrino, constata la persistencia de su anhelo de estudiar, y lo anima a volver a I Becchi. Él se encargará de solucionar las tensiones con Antonio y ayudarle. Así es como Juan deja la granja de los Moglia. Será precisamente esta providencial invitación de su tío lo que permita el encuentro, de allí a pocos días, con don Juan Calosso en el camino de Buttigliera.

Habitación de Juanito Bosco en la Granja de los Moglia.