Eucaristía final

Canto de entrada


El señor nos ha reunido junto a él

El señor nos ha invitado a estar con él


En su mesa hay amor,

la promesa del perdón

y en el vino y pan, su corazón (bis)


Cuando, Señor, tu voz

llega en silencio a mí

y mis hermanos me hablan de ti,

sé que a mi lado estás,

te sientas junto a mí,

acoges mi vida y mi oración.

Primera lectura

Lectura del profeta Ezequiel

Así dice el Señor Dios: Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro.

Como un pastor sigue el rastro de su rebaño cuando se encuentra las ovejas dispersas, así seguiré yo el rastro de mis ovejas; y las libraré, sacándolas de todos los lugares donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad.

Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear –oráculo del Señor Dios-. Buscaré las ovejas perdidas, haré volver las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré, y las apacentaré debidamente.

Les daré un pastor único que las pastoree: mi siervo David; él las apacentará, él será su pastor. Yo, el Señor, lo he dicho. Y sabrán que yo, el Señor, soy su Dios y ellos son mi pueblo, la casa de Israel –oráculo del Señor-. Y vosotros sois mis ovejas, ovejas de mi rebaño, y yo soy vuestro Dios –oráculo del Señor-.

Palabra de Dios.

Salmo

Canto: La misericordia del Señor cada día cantaré.

Aleluya

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:

-Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

El le dijo:

-¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella? 

El letrado contestó:

-«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»

El le dijo:

-Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.

Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús:

-¿Y quién es mi prójimo?

Jesús dijo:

-Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.

Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:

-Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.

¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?

El letrado contestó:

-El que practicó la misericordia con él.

Díjole Jesús:

-Anda, haz tú lo mismo.

Palabra del Señor.

Oración comunitaria

Canto de comunión


QUE SEA MI VIDA LA SAL

QUE SEA MI VIDA LA LUZ

SAL QUE SALA, LUZ QUE BRILLA

SAL Y FUEGO ES JESÚS


El que me sigue en la vida,

sal de la tierra será,

mas, si la sal se adultera,

los hombres la pisarán.


Sois como la luz del mundo

que a la ciudad alumbra

ésta se pone en la cima

donde el monte se encumbra