EL Oratorio Itinerante

EL PALACIO BAROLO

Sede de «L’Ópera Pía Barolo». La marquesa Barolo construyó una obra de beneficencia religiosa y social, en la que invirtió generosamente todos sus bienes y los de su marido. 

Esta fundación sigue prolongando en la actualidad la voluntad y el espíritu de esta mujer admirable que tanto favoreció y apreció a Don Bosco.

EL REFUGIO

Una de obras de la Marquesa Barolo fue El Refugio, instituto femenino, situado ahora en Vía Cottolengo, 26. También fundó el Hospitalito para niñas enfermas de tres a doce años. 

Conociendo la marquesa las grandes cualidades de Don Bosco, lo quiso de capellán de esas obras. 

El 20 de octubre de 1844 Don Bosco se trasladó al Refugio con todos sus muchachos. La víspera de ese traslado tuvo un sueño que fue como una ampliación del de los nueve años: el sueño de la Pastorcilla… (está narrado en las Memorias del Oratorio).

EL CEMENTERIO DE SAN PIETRO IN VÍNCOLI

Era propiedad del Ayuntamiento, que concedió a Don Bosco su uso durante un solo domingo. 

Al ver la algarabía que hacían los chicos, la “fantesca” del capellán de aquella iglesia se puso furiosa y armó tal escándalo que ya no pudieron volver allí. 

IGLESIA DE SAN MARTÍN EN LOS MOLINOS DEL DORA

Se trasladó allí el Oratorio el domingo 13 de julio de 1845. Fue en este lugar donde tuvo lugar el encuentro de Don Bosco con el niño Miguel Rúa, al que ofrecía sonriente la mitad de su mano. El  hoy Beato Miguel Rúa, fue años más tarde de aquel encuentro, la mano derecha de Don Bosco y su primer sucesor al frente de la Congregación Salesiana.

CASA MORETTA

Don Bosco alquiló tres habitaciones en La casa Moretta (hoy, iglesia “sucursal”, a la derecha de donde nos suele dejar el autocar en la Piaza María Ausiliatrice ), que estaba casi enfrente de la actual Basílica de María Auxiliadora. Sin saberlo, el Oratorio se estaba acercando a su lugar definitivo. El Oratorio pudo estar en la casa Moretta solo tres meses.

EL PRADO FILIPPI

Mientras estaba en la casa Moretta, Don Bosco alquiló un prado a los hermanos Filippi situado también al lado derecho, mirando la fachada, de la actual Basílica de María Auxiliadora. En este prado lo vio la policía, y el jefe de la misma (el Vicario de la ciudad) lo juzgó digno de la cárcel y loco, y lo hizo llamar a la comisaría para impedirle que siguiera con el Oratorio. También en ese tiempo la marquesa Barolo le puso en la alternativa de escoger entre el Oratorio o el Refugio. Don Bosco escogió quedarse con sus muchachos, fiado únicamente en la Providencia de Dios. En ese momento todos sus colaboradores lo abandonaron y lo dejaron solo con sus trescientos muchachos.

Fachada sur de la Casa Pinardi. Tenía 20 metros de largo, 6 de ancho y casi 7 de altura. 

LA CASA PINARDI

El segundo domingo de cuaresma, 8 de marzo de 1846, es recordado por Don Bosco con estas palabras “Al atardecer de aquel día, miré la multitud de jóvenes que jugaban, me encontraba solo, sin fuerzas, la salud minada. Me retiré un poco y mientras paseaba solo, no pude contener las lágrimas: “Dios mío, dime qué debo hacer…”

En este preciso momento llegó un hombre pequeño, algo tartamudo, Pancrazio Soave quien le preguntó: “¿Es usted el que busca un lugar para un laboratorio?”. “No, no un laboratorio sino un oratorio”. “No sé cuál pueda ser la diferencia; de todas maneras conozco un lugar. Es aquí cerca, del señor Pinardi, venga a verlo”.

Don Bosco caminó en diagonal los 200 metros que lo separaban del lugar (de sudeste a noroeste, por la calle que entonces se llamaba “Via della Giardiniera”) y se encontró delante de una casa de planta baja y piso. El señor Francesco Pinardi, el dueño, le indicó un cobertizo detrás de la casa. Era solo un local que servía a las lavanderas de la ciudad como depósito de la ropa a lavar…